Pedacitos de cristal, estratégicamente acomodados en el suelo, derramaban el vicio de la madre.
Perdida la simetría de la nariz,ella escupió el vestigioso camino trazado por un apellido.
- Podemos lograrlo juntos otra vez- Decía sin sonreír la cabeza del hogar.
La primogénita cedió.
Perturbados por el silencio, y los pasos que nunca se dieron.
Cambiaron de casa. Por una más pequeña.
Por la que se veía más llena.
By:Fhernando Ese
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