2.11.09

Me voy a morir.

Tendré ensayo esa mañana antes de la función nocturna...
Pido un chocolate caliente con menta, esa combinación despierta y agudiza mis sentidos,
aunque en realidad sólo estoy pensando en algunos pasos que no quiero olvidar de la coreografía final, y uno que otro texto gracioso que repiten los demás transeúntes a mi alrededor con diferentes intenciones, matices y colores de voz.
Recibo un mensaje de texto, y aunque detesto contestarlos, este en realidad me ha sacado una increíble sonrisa que no puedo disimular,volteo a ambos lados para cruzar la calle, pero mi mirada quiere regresar pronto a la pantalla donde el diccionario está activado y las faltas de ortografía ya no son problema.
Odio los olores de la ciudad, algunas esquinas parecen nunca ser limpiadas y otras más me dicen lo mucho que ha llovido sobre el asfalto. Siento por primera vez en el día ese pequeño ardor en el estomago que me avisa la aproximación de un escenario,público, y millones de nervios por doquier.
Envío el mensaje e intento con mis palabras no parecer interesado, pero se sobreentiende por la rapidez de la respuesta. Recibo otro mensaje y parece ser una frase familiar, felicitándome y compartiendo sus mejores deseos para esa noche. Respondo con mis dedos fijos en el tecleo, lo hago con una mano,la experiencia genera cotidianidad,pero nos hace quien somos, y acelero el paso.Es tarde. No acostumbro llegar después de la hora estimada, pero decidí caminar más y esa mañana no podía despertar.
Todo mi cuerpo cambia de dirección y es momento de iniciar la ultima corrida por esa calle. Estoy casi al frente de mi destino, pero no reconozco a nadie en ese lugar,la calle está vacía y los autos han dejado de pasar, hay un silencio espectral, y el frío me ha tomado desde los tobillos hasta la espalda baja. Giro mi cabeza y el único automóvil que puedo percibir viene sin control hacia mi.He quedado completamente helado, todos los contaminantes autos de la calle han parado el motor por completo.
Que diferente está la ciudad después de una vida. Ni siquiera se puede circular agusto...
HA TERMINADO UNA DEFINICIÓN MÁS EN EL PLANETA.
El ruido se congela y algunos sollozos vienen a mis oídos. Quisiera tranquilizarlos.
No existe dolor alguno.Ni siquiera puedo sentir el latido de mi corazón..
ELLA HA REGRESADO, Y EL CALENDARIO SEGUIRÁ CAMBIANDO ALGUN DÍGITO.
LAS MAQUINAS SEGUIRAN GOBERNANDO Y LOS GOBERNANTES SEGUIRAN CAMBIANDO.

"Un Domingo en la Alameda" por Diego Rivera.
No tuve tiempo para desear nada. Todo estaba hecho.
Lo único que ahora deseo es pedirle a D.Rivera que me haga un espacio entre todo ese tumulto. Ni pido mucho.
- Si puede poner a los que están por venir, mejor.-
Fhernando Ese.

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