Aun así nos arriesgamos.
Le abrimos la puerta al destino.
Y aunque no exista, escribimos tímidamente lo que sentimos.
Le abrimos la puerta al destino.
Y aunque no exista, escribimos tímidamente lo que sentimos.
Lloraremos miles de veces antes de partir.
Dejaremos pocas huellas.
Las suficientes para reconocer nuestro ser.
1 comentario:
bonito blog!
esta entrada me gusto mucho.
Publicar un comentario